- cencerrá
- Cencerrá, las cencerrás se solían hacer en mis queridas aldinas en los tiempos pasados, a las viudas o viudos que de nuevo se volvían a casar y que no tuviesen niños pequeños. La cencerrá consiste en hacer ruxir con fuercia per lus lláus de la teixá de lus caxáus, lluéques, zumbus, esquiles, llates, etc., etc., ya despós faíen un xillenciu, ya un de lus veicinus que cheldaben la cencerrá, llanzábales una pucha que yera plauxía ya xaleirá con voces ya rixes per toes les xentes de l’aldina. Chuéu golguíen oitra vez faer ruxir sous prexées muxicales encaldáes ente glayíus con pallabres abondu goches ya engafáes, fasta que denuéu nel xillenciu, oitre veicín obreiraba per lus caxáus con oitra pucha de suo poéticu envidayare, y’ anxina ente ‘l ruxir, glayar, plauxir, reyire ya ser fellices a l’an cestral, les xentes de mious aldines esnaluxaben nes nuétches rescamplaes ou con borrinas, toes les couxes fucheresques que viexen fechu disdi la mesma ñacencia entexuntus conyugues, ya tou isti faticaón de puches yeren lleldáes en poexía, ya trabayáes dientru la llimpieza que ten la filoxofıa del vivir del Home, falame miou má que ya t’algamiendu cuaxi lus noventa anu’ qu’echa coñociú cencerráes de durar fasta quinxe díes d’arréu. TRADUCCIÓN. (La cencerrada consistía en hacer sonar con grande ruido y mucha fuerza, por todos los lugares alrededor de la casa de los recién casados, cencerros de todas las clases, campanas, latas, en fin todo lo que hiciera crecido ruido. Después de cada pieza musical de esta clase, se hacía un profundo silencio, y uno de los vecinos que hacía la cencerrada, decía una sátira contra los casados y a tenor de su valía, era aplaudida y en grande fuerza jaleada, con voces y risas por todas las gentes de la aldea compartidas. Luego, después volvían hacer sonar sus instrumentos musicales al tenor que con grandes voces decían palabras malsonantes y sucias contra los casados, hasta de nuevo hacían otro silencio, y otro vecino o el mismo, aguijoneaba por ellos con agudas sátiras de su poético pensamiento. Y así, entre el infernal ruido, las sátiras, los gritos, los aplausos y la natural risa y alegría ancestral, las gentes de mis aldeas sembraban en el aire en las noches escampladas o con nieblas, todas las cosas sucias, que hubiesen hecho desde la misma nacencia entrambos cónyuges. Y todo este montón de sátiras, eran hechas en poesía, y trabajadas dentro de la hermosa limpieza, que tiene la filosofía del honrado vivir del Hombre. Dice mi madre que ya casi esta rozando los noventa años, que ella había conocido cencerradas de durar quince días seguidos.
Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana. 2009.